¿Dónde vas, Román Castillo?

Herencia Lírica Mexicana (1963)

Rodrigo Ortega Acoltzi
620

Anónimo (siglos XVII-XVIII)
Óscar Chávez y José González Márquez, 1963
Del disco de estudio "Herencia Lírica Mexicana"
Universal Music de México

¿Dónde vas, Román Castillo?
¿Dónde vas? ¡Pobre de ti!
Ya no busques más querellas
por nuestras damas de aquí.

Ya está herido tu caballo,
ya está roto tu espadín; 
tus hazañas son extrañas
y tu amor no tiene fin.

Antenoche me dijeron
que pasaste por aquí;
que llamaste siete veces,
que el cancel querías abrir;

Que mis criados, espantados,
por nada querían abrir;
y que entonces tú gritaste:
¡Abran o van a morir!

Ten piedad, Román Castillo.
Ten piedad. ¡Pobre de mí!
Si persistes en tu vida,
de dolor voy a morir.

Tú eres bueno, tú eres noble,
hombre de gran corazón;
pero que tu amor no manche
nunca mi reputación.

¿Dónde vas, Román Castillo?
¿Dónde vas? ¡Pobre de ti!
Ya no busques más querellas
por nuestras damas de aquí.

Ya está herido tu caballo,
ya está roto tu espadín;
tus hazañas son extrañas
y tu amor no tiene fin.

El Romance de Román Castillo -personaje popular en tiempos virreinales- es de las únicas muestras  que se conservan de la fusión de la lírica mexicana con la europea, a través de un género musical típicamente español, con elementos coloniales -los criados, el caballo, el espadín-, y una sombra de la claridad de la tradición nahua -tú eres bueno, tú eres noble; tus hazañas son extrañas y tu amor no tiene fin. El resultado es magistral: este personaje, quizás inspirado en la historia algún andariego de mediados o finales del siglo XVII, afecta con sus atrevimientos la honra de las familias acomodadas de la capital. El cantor, desesperado, pero respetando la reputación y el valor, el orgullo y la devoción de Román Castillo, le halaga para luego pedirle que no vuelva a su casa a causar problemas, sin perder el tono suave y sutil de toda la obra.
Probablemente este romance se cantaba en las plazas públicas, por un trovador, que visto desde nuestros ojos funge de historiador y cronista de la Ciudad. El mensaje también era claro: nadie acepta en su casa a los atrevidos.
Del Romance de Román Castillo, se conservan registros desde 1790, "en tiempos del Virrey Revillagigedo", como afirma la contraportada del disco, y la grabación más antigua de la canción data de la primera mitad del siglo XX.

Herencia Lírica Mexicana (volúmenes 1 y 2), primer producción discográfica de Óscar Chávez, marcará una profunda influencia en su obra. Aunque sus siguientes álbumes no continuarán con la tradición casi arqueológica de rescatar la obra popular anónima-colectiva de México, si conservarán la profunda intimidad y el sentimiento transmitido por el intérprete.
Casi una década después de Herencia Lírica Mexicana, la labor de etnomusicología de Óscar Chávez se verá reafirmada en discos como La Llorona Latinoamérica Canta , en que el artista se consuma como estudioso y renovador de la tradición musical ya no sólo de México, sino de una fraternal América Latina, que comparte algo más que el lenguaje.

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